La primera noticia sobre la existencia de la ballena blanca tuvo lugar en 1991, cuando fue fotografiada en aguas de la costa este de Australia.
Paul Forestell, jefe de investigación de la Pacific Whale Foundation en Hawai, se puso en contacto con un grupo de aborígenes australianos para saber si atribuían algún significado especial a la ballena albina, y para pedirles, de paso, que le ayudaran a bautizarla.
Forestell no iba desencaminado: le dijeron que los especímenes albinos (de cualquier animal) eran considerados representantes del mundo espiritual, y le propusieron un nombre: Migaloo. En aborigen, colega blanco. Y así se la conoce, aunque hay personas que no pueden evitar verla como una encarnación de la ballena literaria por antonomasia, y así la llaman: Moby Dick.
miércoles, 27 de febrero de 2008
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