martes, 30 de septiembre de 2008

El hombre mata a los animales y también a los océanos


Las zonas costeras marinas que se mueren por falta de oxígeno son mucho más numerosas de lo que se creía y aumentan un 5% anual, según una investigación realizada por los oceanógrafos Raquel Vaquer y Carlos Duarte, ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Aquellas áreas marinas que pierden gran parte de sus recursos biológicos por la caída de la concentración de oxígeno -un fenómeno conocido como hipoxia-, están suponiendo «un riesgo de colapso de la biodiversidad marina», señala el análisis. «La hipoxia es la mayor amenaza para la biodiversidad marina del planeta», concluyen los investigadores en un artículo que aparece hoy en la revista 'Proceedings' de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU.
«Prevemos que el ritmo de expansión de las zonas que sufren hipoxia se acelere debido al efecto del calentamiento global y la eutrofización [un aporte excesivo de nutrientes y materia orgánica que produce el crecimiento de las algas y que al caer al fondo y descomponerse, producen la disminución del oxígeno disuelto], lo que produce hipoxia y anoxia, la falta total de oxígeno», asegura Raquel Vaquer, primera autora del estudio.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han establecido los nuevos umbrales de concentración de oxígeno por debajo de los cuales mueren distintos tipos de organismos. Los crustáceos y los peces son los grupos más sensibles, frente a los bivalvos, las medusas, las anémonas y los gusanos de mar.
Más del 50% de las especies estudiadas sufren los efectos adversos por debajo de dos miligramos de oxígeno por litro. Esta medida es la adoptada por la comunidad científica para diagnosticar las aguas como hipóxicas.
Sin embargo, Vaquer considera que este umbral se «instauró sin una base científica sólida» cuando se detectaron fallos a finales de los años 80 en la pesca de arrastre.
Umbrales de peligro
Ahora, el estudio de Vaquer y Duarte establece otro umbral de peligro más elevado, situado en 4,6 miligramos de oxígeno por litro, «si se quiere proteger, al menos, al 10% de las especies estudiadas».
La investigadora relata que revisó más de 5.000 artículos científicos sobre el tema para «reanalizar los datos de concentraciones de oxígeno con las que los organismos experimentan impactos, como la disminución en sus tasas de crecimiento y reproducción, el estrés fisiológico, la migración forzada, la reducción de su hábitat, el aumento de la vulnerabilidad a la depredación, la disrupción de sus ciclos vitales y finalmente la muerte».
Los resultados resumen 872 experimentos de un total de 206 especies de organismos marinos.
«Los organismos marinos son, en general, mucho más sensibles a la caída de oxígeno de lo que se pensaba. Por ello, el número de ecosistemas costeros que sufren hipoxia es mucho mayor del que se consideraba hasta ahora, dado que en muchas zonas que no se habían diagnosticado como hipóxicas los organismos están sufriendo los efectos negativos de la falta de oxígeno», señala Vaquer.
La investigación se ha realizado en el marco del proyecto del programa marco Límites a la sostenibilidad ambiental que, coordinado por Duarte, pretende establecer los umbrales de presiones ambientales a partir de los que se producen impactos bruscos: los puntos de ruptura de los ecosistemas.

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