Micrografía de la bacteria 'Desulforudis audaxviator' encontrada en la mina de Mponeng, Sudáfrica. (Foto: 'Science').
Una de las preguntas más frecuentes que se hacen los científicos cuando se plantean la posibilidad de encontrar vida en otros planetas es si algún organismo es capaz de vivir de forma independiente, sin necesidad de recibir la luz del sol o de alimentarse de otros seres vivos. La duda ha quedado siempre sin respuesta. El descubrimiento en una mina de oro, a casi tres kilómetros de profundidad, de una nueva bacteria ha conseguido abrir una nueva puerta en la investigación astrobiológica.
"Ahora que tenemos la prueba de la existencia de un organismo como este, es excitante, hasta en un sentido filosófico, saber que todo lo necesario para la vida está empaquetado dentro de un solo genoma", afirma Dylan Chivian, autor del descubrimiento que se ha publicado en la revista 'Science' e investigador del Laboratorio de la División de Biociencias Físicas de al Universidad de Berkeley (EEUU).
Además, el hallazgo supone la primera prueba de un ecosistema formado por una única especie biológica. La bacteria 'Desulforudis audaxviator', encontrada en una nueva galería de la mina de oro de Mponeng, cercana a Johanesburgo (Sudáfrica), en condiciones de total oscuridad y a más de 60 grados centígrados de temperatura, vive de forma totalmente aislada de otras formas de vida.
Consigue sobrevivir en un hábitat semejante gracias a la energía que extrae, no del Sol, sino del hidrógeno y del sulfato producidos por la descomposición radiactiva del uranio presente en la mina. Además, como vive aislada de otras formas de vida, obtiene sus moléculas orgánicas de la humedad presente en la tierra, del carbono inorgánico de las rocas y del nitrógeno que proviene del amonio que rodea los minerales.
Largo camino por la Evolución
En el largo trayecto evolutivo hasta las profundidades de la Tierra, esta bacteria ha desarrollado una batería de genes que le permiten hacer cosas impensables en otras formas de vida, como fijar el nitrógeno directamente del elemento químico presente en el medio.
"Casi todos los organismos viven en comunidades con diferentes papeles dentro de cada ecosistema", dice Chivian. Pero 'D. audaxviator' ha obtenido genes fundamentales para su vida de otros organismos, como arqueas, gracias a la capacidad de intercambiar material genético, un proceso conocido como transferencia horizontal que le permite obtener genes de organismos muy diferentes a él.
Estos le permiten, no sólo alimentarse de materia inorgánica exclusivamente, sino convertirse en una espora cuando hay periodos pobres en nutrientes o protegerse a sí mismo del ataque de los virus.
No se trata de un organismo marciano, pero su modo de vida bien podría encajar con las condiciones que podría tener un organismo en Marte. Sin embargo, su procedencia no es extraterrestre, sino todo lo contrario procede del mismo corazón de la Tierra.
De hecho, el nombre de la bacteria procede de la literatura de ciencia ficción del maestro Julio Verne. En un momento de su Viaje al centro de la Tierra, el protagonista, el profesor Lidenbrock, descifra un mensaje que dice en latín: "desciende, 'Audax viator', y alcanza el centro de la Tierra".
Tomado de www.elmundo.es
"Ahora que tenemos la prueba de la existencia de un organismo como este, es excitante, hasta en un sentido filosófico, saber que todo lo necesario para la vida está empaquetado dentro de un solo genoma", afirma Dylan Chivian, autor del descubrimiento que se ha publicado en la revista 'Science' e investigador del Laboratorio de la División de Biociencias Físicas de al Universidad de Berkeley (EEUU).
Además, el hallazgo supone la primera prueba de un ecosistema formado por una única especie biológica. La bacteria 'Desulforudis audaxviator', encontrada en una nueva galería de la mina de oro de Mponeng, cercana a Johanesburgo (Sudáfrica), en condiciones de total oscuridad y a más de 60 grados centígrados de temperatura, vive de forma totalmente aislada de otras formas de vida.
Consigue sobrevivir en un hábitat semejante gracias a la energía que extrae, no del Sol, sino del hidrógeno y del sulfato producidos por la descomposición radiactiva del uranio presente en la mina. Además, como vive aislada de otras formas de vida, obtiene sus moléculas orgánicas de la humedad presente en la tierra, del carbono inorgánico de las rocas y del nitrógeno que proviene del amonio que rodea los minerales.
Largo camino por la Evolución
En el largo trayecto evolutivo hasta las profundidades de la Tierra, esta bacteria ha desarrollado una batería de genes que le permiten hacer cosas impensables en otras formas de vida, como fijar el nitrógeno directamente del elemento químico presente en el medio.
"Casi todos los organismos viven en comunidades con diferentes papeles dentro de cada ecosistema", dice Chivian. Pero 'D. audaxviator' ha obtenido genes fundamentales para su vida de otros organismos, como arqueas, gracias a la capacidad de intercambiar material genético, un proceso conocido como transferencia horizontal que le permite obtener genes de organismos muy diferentes a él.
Estos le permiten, no sólo alimentarse de materia inorgánica exclusivamente, sino convertirse en una espora cuando hay periodos pobres en nutrientes o protegerse a sí mismo del ataque de los virus.
No se trata de un organismo marciano, pero su modo de vida bien podría encajar con las condiciones que podría tener un organismo en Marte. Sin embargo, su procedencia no es extraterrestre, sino todo lo contrario procede del mismo corazón de la Tierra.
De hecho, el nombre de la bacteria procede de la literatura de ciencia ficción del maestro Julio Verne. En un momento de su Viaje al centro de la Tierra, el protagonista, el profesor Lidenbrock, descifra un mensaje que dice en latín: "desciende, 'Audax viator', y alcanza el centro de la Tierra".
Tomado de www.elmundo.es
1 comentario:
Y que me decis de los microorganismos anaerobios extrictos y los hipertermomfilos y los extremofilos?? vas a decirme que vienen de marte?
primero anda a estudiar algo de microbiologia antes de publicar estupideces.
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